CÓMO AFRONTAR LA LLEGADA DE LAS NOTAS SIN ANSIEDAD

Antes de empezar, cabe recordar que las notas son sólo la calificación de un examen en concreto en un momento concreto. Las notas no definen a la persona, sino cómo le ha salido un examen. Ahora sí, vamos a profundizar un poco más en el tema de las notas y del recibimiento desde casa.

LAS EMOCIONES ANTES DE LAS NOTAS:

El gabinete psicopedagógico del colegio anima a que les preguntéis a vuestros hijos cómo se sienten antes de que lleguen las notas para saber muchas cosas sobre sus emociones, expectativas, autoestima y autoconcepto. Pueden ser varias las emociones que pueden surgir pero os dejamos a continuación las que creemos más comunes y el porqué de ellas.

Situaciones en las que puede sentir culpa:

  • Porque sabe que podría haber dedicado más tiempo, porque, a pesar de haberse esforzado incluso con ayuda externa, no ha sacado los resultados que esperaba

Situaciones en las que puede sentir miedo:

  • Castigos que puede tener al tener malas notas
  • Defraudar a los padres
  • Al sermón que le espera si no ha cumplido con las expectativas

Situaciones en las que su autoestima se puede ver afectada:

  • Expectativas muy altas hacia sí mismo
  • Se premia el perfeccionismo desde casa,
  • Se valora negativamente a sí mismo,
  • Se compara o se le compara con otros, ya sean amigos, hermanos o compañeros

¿PREMIAMOS O CASTIGAMOS LOS RESULTADOS?

  • Cuando utilizamos premios, la motivación (que es lo que nos mueve para lograr algo) viene desde el exterior, motivación extrínseca, por ejemplo a través de los padres, premiando con un regalo o una experiencia en familia el resultado de las notas, el objetivo de sacar buenas notas es recibir ese premio o regalo. Con esto se corren dos peligros importantes, uno que cada vez los regalos/premios tendrán que ser más grandes para causar el mismo resultado y dos, que los niños se habituarán y la motivación, pasado poco tiempo, irá disminuyendo.
  • Cuando utilizamos castigos (algo impuesto por alguien de forma externa, normalmente los padres), el objetivo de sacar buenas notas no es otro que evitar el castigo que unas malas notas pueda traer, como no ir de vacaciones en Navidad, no poder salir con los amigos… Entonces, si los premios y castigos no van a funcionar… ¿Qué se puede hacer? Dejadnos que os hablemos de otra motivación, la motivación intrínseca. Es aquella que viene de dentro de la persona, la que te hace establecer un objetivo, diseñar un plan, ir a por ello y si caes por el camino, levantarte, reajustar el plan y continuar. Este tipo de motivación es la que necesitamos todos. Y, ¿Cómo lo hago?Cuando valoramos el esfuerzo, independientemente del resultado, la dedicación, la planificación… nuestros hijos se sienten orgullosos de sí mismos, esto genera un sentimiento de control y de orgullo que hará que su motivación aumente ya que se valorarán positivamente y se verán capaces de lograr los objetivos, realistas, que se propongan.

Además de esto os dejamos algunos puntos para tener en cuenta:

  • Las notas son un asunto privado: imagina que tu jefe va contando por ahí que no has obtenido los resultados esperados, ¿Cómo te sentirías? Es mejor hablarlo en casa, en privado, y hablar con familia y amigos de otros muchos temas.
  • Evitar hablar de nuestros hijos como si no estuvieran delante: imagina que tu pareja está hablando sobre un tema íntimo con un amigo delante de ti como si no estuvieras presente, ¿te gustaría?, estamos seguras de que te molestaría. Nuestros hijos sienten lo mismo si hablamos de ellos con otras personas de temas personales como si no estuvieran escuchando.
  • Nuestros hijos son personas únicas: Si les comparamos con otros niños, sobre todo con los que hayan sacado unos mejores resultados, se sentirán poco valorados y su autoestima estará en peligro sintiéndose inferiores a los demás. Hay que valorar el esfuerzo que hace cada uno.
  • Centrarse en el proceso, no en el resultado: Con los más pequeños podemos establecer un plan de acción con objetivos realistas y ser su guía para lograrlo. Con los más mayores, podemos hacer lo mismo y estar presentes cada vez que necesiten ayuda, ya que los más mayores puede que tengan un hábito de estudio establecido y necesiten menos que seamos una guía.

MI HIJO NO ES ESFUERZA “TODO LO QUE DEBERÍA

Cuidado con esto. ¿Cuánto es “todo lo que debería”?Debemos tener en cuenta las diferencias individuales de cada niño, desde dónde parte cada uno. Es importante, como hemos comentado en el punto anterior, no compararle con otros alumnos o hermanos. Podemos compararle con su “yo” anterior, para seguir motivándole dentro del proceso de aprendizaje y hacerle consciente de cuánto ha ido avanzando y progresando. Podemos tener en cuenta factores como: habilidades, intereses, conocimientos previos, puntos fuertes, puntos en los que se puede mejorar, posibles dificultades de aprendizaje, el tiempo que se le dedica al estudio y la efectividad de ese tiempo, y como ya hemos comentado, el tipo de motivación…

A MI HIJO “LE DAN IGUAL” LAS NOTAS:

Volvamos a reflexionar durante unos segundos con la siguiente pregunta, “¿Le da igual o se está protegiendo?”. Una medida de protección es hacer como que “todo me da igual”. Cuando una persona, independientemente de ser menor o adulto, se siente poco capaz y hace una valoración negativa de sí mismo, duele. Puede que llegado a este punto prefieran evitar exponerse al fracaso y parece que “tiran la toalla”. Aquí es cuando menos necesitan sermones, castigos o monólogos por parte de los padres. Aquí necesitan cariño, acompañamiento, validación y escucha activa para después poder establecer un plan de acción con objetivos y pasos a seguir realistas.

 

¿QUÉ PUEDO HACER?

Os animamos a que, en la medida de lo posible, sean ellos los primeros que vean sus notas y si no las entienden ya que aun son pequeños, podemos leerlas sin hacer ningún juicio de valor. Cuando ya sepan sus notas, la pregunta clave es “¿cómo te sientes?”, y preguntar después porqué se siente así. Si se sienten satisfechos, valoramos el esfuerzo, la dedicación en casa y clase. Pero, ¿Qué pasa si no se muestran satisfechos? Podemos tener los siguientes puntos en cuenta:

  • Validamos cómo se siente, sin juicios ni sermones.
  • Buscar dónde siente que puede mejorar para el futuro trimestre.
  • Establecer un plan realista donde se establezcan los pasos a seguir o los objetivos intermedios a lograr.
  • Ir ajustando el plan si en alguna ocasión no funciona.
  • Hay que tener en cuenta que los resultados de un examen no siempre reflejan el esfuerzo invertido; en la nota del examen influyen variables como el cansancio, estar resfriado o los nervios y esto puede hacer que la nota baje.

FRUSTRACIÓN Y BUENAS NOTAS

Imaginemos que los resultados de nuestros hijos son buenos pero al mismo tiempo observamos que no se siente satisfecho y orgulloso. Vemos que hace una valoración negativa de sí mismo, de sus capacidades y de su esfuerzo. Os dejamos algunos puntos en los que podríamos pensar si esto pasara:

  • ¿Cuál es su nivel de exigencia? Un niño que se exige mucho y que no está feliz con lo que ha conseguido es un niño que va a sufrir mucho. Tener objetivos está muy bien pero es súper importante disfrutar, alabar y reconocer el proceso y los progresos.
  • ¿Le hemos transmitido una exigencia demasiado alta?
  • ¿Se compara con otros amigos y/o compañeros?
  • ¿Es consciente del proceso y progreso o solo está enfocado en un objetivo final concreto?

Paul Martínez, Brenda Campos y Carmen Esteban

Gabinete Psicológico de British College La Cañada

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